TOCAPELOTAS


Aunque el término no venga recogido en el diccionario, todo el mundo sabe lo que es un/a tocapelotas. Ese ser molesto, incordiante y aguafiestas que en todo normal o feliz acontecimiento está ahí para dar la nota discordante y que no acabe la fiesta en paz. 
Son los que a base de toque y toque te hinchan las pelotas sacándote de quicio y te dejan al borde de soltarles un guantazo con todas las ganas. Como es lo propio en la naturaleza, pues no hay animal al que le toques los genitales que no responda con el mordisco, zarpazo o coz.
Pero... ¿Qué es un tocapelotas realmente? No, no solo es ese ser cansino y fastidioso, es mucho mas dañino de lo que pueda parecer. Verán.
Recientemente leía: " Existen dos formas de hacer que tu edificio sea el más alto de la ciudad; una, derruyendo todos los otros y dos trabajando cada día en el tuyo y viendo como avanza".

Un tocapelotas, tocahuevos o tocanarices (en su versión light), es alguien que siempre opta por la primera opción de la anterior frase. Visto de otro modo es aquel/la individuo/individua que tiene tan poca luz propia que necesita "apagar" a todos los demás para poder brillar un poco.
Son auténticos vampiros emocionales, depredadores energéticos como se les llama ahora. La prolongada exposición a uno/a de ellos/as sin remisión te acaba dejando agotado, exhausto. 

Si algo no son, es; "personas auténticas", son todo fachada. Su fachada esconde una inmadurez total y una baja autoestima derivada de sus carencias e inseguridades. Fachada que se sustenta en tres soportes; egocentrismo, adicción a tener la razón y estrechez de miras.

Su egocentrismo les impide cualquier empatía con los demás, incapaces de ponerse en tus zapatos les importa un pito lo que a ti te ocurra. Si comentas que estás muy cansado, por lo mucho que has trabajado esa semana, ellos te responderán, que ellos han trabajado mucho más que tú. Y así todo. Además ellos jamás cometen errores... bueno, mejor dicho, jamás lo admiten y por lo tanto nunca, y digo nunca, esperes que pidan disculpas. Lo que sí es práctica habitual en ellos es juzgarlo todo y a todos. Son los reyes de la crítica destructiva y la descalificación. Si discutes con ellos (Dios mío sálvame, de ese trance), nunca dicen; " tú hiciste esto o lo otro, o tú dijiste esto o lo otro", directamente te dicen; "tu eres...tal o tú eres... cual". Y así, con sus, arbitrarios, juicios, te van aplastando hasta dejarte a la altura de la mierda de vaca para ellos poder lucir su escasa altura de boñiga de caballo. Listo. 

Su adicción a tener la razón es pareja a la muralla de Jerusalén, hoy convertida en Muro de las Lamentaciones. Lamentaciones sí, porque no hay discusión con ellos que no acabes lamentando haber iniciado o participado. El adicto a tener la razón es un experto especialista en hacer que la comunicación no fluya. El repertorio de recursos y estrategias que usan para ello es extenso. Un clásico es negar la evidencia, no se te ocurra aportar datos objetivos pues te dirán que "esa es tu visión". Es más, negarán incluso lo que ellos han dicho o hecho y aún yendo más allá, te girarán la tortilla y te dirán: "eso lo dijiste tú, no yo". Tirar balones fuera es otro de los recursos. Tu háblales de lo que quieras que ellos te contestarán con otro tema que nada tiene que ver, o se harán el tonto y te dirán: " de eso no me acuerdo... es que yo tengo memoria selectiva". El "trampeo" es otra de sus herramientas. Siii, también te ponen trampas, el juego sucio también les vale, por ejemplo los golpes bajos. Si en alguna ocasión consigues sortear todas estas estrategias, pasarán al plan B, o sea, utilizar sus llaves de paso o interruptores para cerrar el circuito de golpe, por ejemplo; "¡No, es que no!" o "¡Pues porque sí!". Pero ojo que aún hay un plan C. Este es el de ponerse cardíacos/as, las amenazas, el insulto...etc. Te suelen decir que odian discutir, pero no hay tema u oportunidad que desaprovechen para dar su opinión, siempre contraria a la tuya. No importa el tema que sea, ellos "saben más que tú".

Su aparente vida auténtica, feliz y espontánea es todo una mentira. Su estrechez de miras les hace vivir sumidos en la intolerancia hacia los demás y la profunda frustración de que todo y todos no sea como ellos quieren. A su lado todo se convierte en exigencias y reproches, son los de la paja en el ojo ajeno. Cuanto mayor sea la proximidad a ellos, mayor será el trato injusto y hasta ultrajante que te dispensarán. 
Incapaces de madurar, no aprenden nada ni son capaces de hacerse responsables de su propia vida y de las consecuencias de sus actos y decisiones. La culpa de sus desdichas es siempre culpa de los demás y si la cosa se pone fea pretenderán que sea el otro el que "se haga cargo" de enmendar las consecuencias de sus propios errores.

En definitiva la vida de estos tristes personajes se basa en la vana ilusión de que su ganancia personal se consigue a base de aplastar a los demás.


Padre nuestro que estás en los cielos líbranos de estos seres, Señor. Amén.

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