LA BALANZA ES UNA TRAMPA

Tal vez el título que encabeza esta entrada les parezca antagónico o paradójico. ¿Trampa una balanza? ¿Algo tan sencillo y justo como es este instrumento? No, tampoco me voy a referir a que las balanzas y pesos de los comerciantes están todos trucados y nos engañan como consumidores. Supongo que no... o tal vez sí. Bueno, de todo habrá, pero no es esto lo que aquí nos ocupa.
De lo que voy a hablarles es de ese "ejercicio" de pensamiento que hacemos para tomar una decisión personal en cualquier ámbito de nuestras vidas. La "balanza mental" - término con el que voy a referirme en adelante-, es ese proceso de poner a un lado los pros y al otro los contras y al "final" - y ya veremos por qué entrecomillo final-, según se incline la balanza tomamos una decisión en un sentido u otro.,

Aclaremos algunos conceptos que nos servirán a posteriori. La balanza es un instrumento para pesar, o sea, medir (calcular masa). En un platillo ponemos "un peso conocido". ¡Ojo a esto último! En el otro ponemos aquello que queremos medir y ....blablabla.
Con la balanza mental lo que pretendemos no es medir, no es pesar, lo que hacemos o pretendemos es: "sopesar". Sopesar, pero es que además en su acepción concreta de: Examinar con atención los pros y los contras de un asunto.
¡Coño!(1)  ¿Seguro que la balanza es lo más adecuado para hacer esto? Yo diría que es mucho más adecuado un ejercicio de lógica proposicional que es un sistema encargado de estudiar el razonamiento conforme a proposiciones lógicas.

Siii, buuueeeno, vaaale. Cuando son "habas contadas", podría servir; ¿Me conviene cambiar de trabajo a este nuevo que me ofrecen? Pues chico/a, aquí te manejas con "pesos conocidos", es decir, proposiciones lógicas y objetivas; "Ganaré 500€ más. Me levantaré media hora antes, Me desplazaré 20 km. más. Trabajaré 5 horas menos..." Fácil. Echas unas cuentas y listo. Aunque al final igual decides cambiar de trabajo por no aguantar al tocapelotas de tu jefe actual. Prioridad 1.

La trampa aparece cuando el asunto en cuestión es de índole sentimental-emocional; ¿Debería divorciarme? ¿Sigo con esta relación? ¿Tengo un hijo con...? ¿Rompo mi amistad con...?
En estas situaciones nos manejamos con “pesos desconocidos”; juicios, valoraciones, suposiciones...
Uno. Las proposiciones que manejaremos es estos casos podrán ser lógicas, pero en todo caso subjetivas y relativas. Además se dará el caso que una sola proposición de determinado signo tenga más peso que dos, tres o más del signo contrario, según nuestras prioridades.
Dos. Son materiales inestables que irán cambiando de peso según tiempo y circunstancias. La diferencia está en que sí pesas peras o manzanas éstas se están quietas, pero pesar ideas es como pesar perritos y gatitos que no se están quietos y mientras añades gatitos a un lado, los perritos se salen por el otro.
Tres. Como parte del universo que somos operará en nosotros la Ley Universal de Compensación que nos viene a decir que todo en el universo tiende al equilibrio. Así pues por cada proposición a favor, buscaremos una en contra y viceversa, lo cual nos puede llevar a manejar una ingente cantidad de datos difícilmente gestionable, por nuestra mente, en todo su conjunto. No hay final.

"Me gusta y me atrae mucho. Hablamos poco de futuro. Discutimos bastante. Me siento sola. Hacemos poco el amor. Es muy inmadura. Es muy simpático/a. No me siento segura. No reímos apenas. No gana suficiente. Tiene demasiado genio. No llama nunca. Es servicial. Se enfada por todo o por nada. Nunca me ayuda. Siempre soy yo el/la que..."

Del tipo de las anteriores proposiciones serán las que utilizaremos como pros y contras. Si nos damos cuenta, proposiciones llenas de "cuantificadores"; poco, demasiado, nunca, siempre, bastante, muy.... En todo caso tan subjetivos y relativos que de ningún modo podremos extraer de ellos un dato que sea realmente objetivo y nos dé una visión aproximada del alcance real de la proposición, por ejemplo un tanto por cien. ¿Cuánto es "muy"? ¿59%, 68%, 83%?  ¿Y "poco"? ¿48%, 33%, 21%? Pero es que ni así. "Es muy inmaduro/a". Si vale, pero... respecto a qué y quién.
Sin referente, sin "peso conocido"... ¿qué carallo pretendemos calcular por comparación que, en definitiva, es lo que se hace con una balanza?
La balanza mental se convierte en una trampa que nos deja sumidos en un mar de ambivalencia sin saber que decisión tomar.

A estas alturas de la entrada se preguntarán; ¿Qué puedo hacer, entonces? Muy fácil: ¡Deja de pensar! Sí, deja de pensar y pon el foco en tus emociones, en tus sensaciones. ¿Cómo te sientes cuando te mira, cuando de toca, cuando te llama...? Si estás atento/a a tus emociones, la respuesta llegará sola. Una mañana, frente al espejo, peinándote o lavándote os dientes, como un rayo llegará esa respuesta que será Si o No y no tengas dudas que será la correcta.

Usa tu intuición. Pero, de la intuición hablaremos en otra ocasión.





Comentarios

  1. Enhorabuena me gusta mucho tu blog y me hace ver y encontrar muchas respuestas un saludo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares