EL DUELO
Duelo, etimológicamente, procede de la palabra latina dolus que significaba dolor o aflicción.
Hoy entendemos el duelo como el proceso de adaptativo que sigue a cualquier pérdida (pérdida de un empleo, pérdida de un ser querido, pérdida de una relación...etc.) La sensación de pérdida producida por los diferentes tipos de duelo puede variar mucho dependiendo de las circunstancias y de la intensidad del problema. Dicho de otro modo, toda pérdida (importante en la vida) produce dolor y necesitamos un tiempo para superar ese dolor que variará según circunstancia y personas.
Ancestralmente, los procesos de duelo se restringían a la pérdida de seres queridos y suponían una demostración pública de nuestro dolor, con tristeza, llanto, ropa negra, recogimiento... y por un tiempo que incluso venia socialmente determinado.El famoso luto. Actualmente ese concepto está superado y el duelo se entiende como la respuesta normal y saludable de una persona ante una pérdida. La palabra central del duelo es "soltar". Efectivamente el dejar atrás, el desapegarse física y emocionalmente es en lo que consiste un duelo, es por ello que he escogido esa imagen de un ancla que se va desintegrando en unos pájaros que vuelan a otra parte.
Pero, veamos que nos dice del duelo la Psicología: El duelo es la reacción natural ante la pérdida de una persona, obmjeto o evento significativo; o, también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe. Incluye componentes psicológicos, físicos y sociales, con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida. En términos generales es un proceso normal, por lo que no se requieren situaciones especiales para su resolución.
A continuación nos describe las etapas que integran un duelo:
Según el modelo descrito por el libro de la doctora Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004) "On death and dying", el duelo se manifiesta en cinco fases:
Fase de Negación. Negarse a sí mismo o al entorno que ha ocurrido la pérdida
Fase de Enfado, Indiferencia o Ira: Estado de descontento por no poder evitar la pérdida que sucede. Se buscan razones causales y culpabilidad.
Fase de Negociación. Negociar consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. Se intenta buscar una solución a la pérdida a pesar de conocerse la imposibilidad de que suceda.
Fase de Dolor Emocional (o depresión). Se experimenta tristeza por la pérdida. Pueden llegar a sucederse episodios depresivos que deberían ceder con el tiempo.
Fase de Aceptación. Se asume que la pérdida es inevitable. Supone un cambio de visión de la situación sin la pérdida; siempre teniendo en cuenta que no es lo mismo aceptar que olvidar.
Cabe destacar que no siempre se cumplen todas las etapas, ni necesariamente ocurren en el orden señalado, aparte de que unas se van solapando sobre las otras.
Algunas consideraciones sobre estas fases:
La primera fase es protección, claro, negar o aislarse es para poder soportar el dolor del shock, de los primeros momentos del trauma donde el dolor es el mayor.
En la segunda fase, por supuesto rabia y venganza contra tu agresor (si por ejemplo alguien te ha abandonado). Pues vale… y…qué! Siente la ira y la rabia y simplemente acepta que eso es lo que sientes. Pero, ojo que a veces de una forma muy sutil nos autocastigamos, hay que estar atento a esto.
La tercera fase es la más compleja porque se caracteriza por enfocarnos en lo que se pudo haber hecho de distinta manera para evitar que sucediera lo sucedido. Y el error viene de pretender arreglar lo que nosotros no rompimos. Tendrás picos en los que en el fondo pensarás que tal vez hay una solución, después te hundirás pensando que ya no hay esperanza y lo que te hundirá serán sentimientos de culpa y de impotencia. ¡Evita todo eso! La tarea central en esta fase se divide en dos vertientes, por una parte la externa , es decir: reestructurar todos los ámbitos de tu vida en ausencia del otro. Y por otra parte la interna, es decir: recolocar emocionalmente al ausente, marcando a tu ex los límites y marcándotelos a ti también de una forma clara y firme. Convierte esta fase en un pasar página de lo que quedó atrás y de los que quedaron atrás.
La cuarta fase es más tranquila, pero la más peligrosa. Piensa que cuando se pierde la esperanza lo que llega es la tristeza (tristeza que si o si has de pasar y superar). El peligro radica en quedarnos estancados en esta fase, eso te llevaría a una depresión seria con toda seguridad.
La última fase es ya la superación. Se da cuando ya puedes pensar en lo sucedido ya no de una forma trágica sino como una experiencia más en tu vida (un túnel más, recuerda que los hoyos no existen, todo son túneles).Es cuando te enfocas en ti mismo y sobre todo comienzas a vislumbrar un nuevo futuro. La buena noticia es que si sabes superar esta etapa correctamente, serás una persona renovada con una nueva y mejor versión de ti misma.
Decir que lo que un duelo nos plantea es un reto, sería tal vez una exageración, pero no queda lejos de ello. En todo caso lo que si nos plantea es una o unas tares a realizar para la consecución de los siguientes objetivos:
1. Aceptar la realidad de la pérdida.
2. Trabajar las emociones. (Gestión emociones)
3. Adaptarse a un medio con su ausencia y continuar vida (Adaptaciones; Externas, internas)
4. Recolocación emocional del ausente (colocar al ausente donde debe estar, desapego, futuro.)
5. Reconstruir tu autoestima.
En los supuestos que el duelo es por el fallecimiento de un ser querido, el quinto objetivo anterior estaría fuera de lugar, salvo algunas excepciones, pero no para los casos de rupturas sentimentales.
Una parte de superación del duelo es cognitiva es decir, de un análisis de la situación que debes usar a tu favor en tanto que a la toma de decisiones para tu futuro.
Esta parte cognitiva de la sanación, conlleva reflexionar a cerca de:
- Quién finaliza la relación; no es igual dejar que se dejado o dejada.
- El motivo de ruptura. No es lo mismo que sea porque no te llevas bien o porque hay otra persona y descubres una infidelidad.
- La forma en que se acaba la relación, si se habla o no hay oportunidad de explicación, si es por una pelea o es consensuado. Si ha sido elegante o no…
- Qué impacto tiene en tus circunstancias vitales: tener hijos o no, cómo te quedas económicamente, si tu red de apoyo y amistades eran tuyas, compartidas o de la otra parte…
- Características de la propia relación mantenida: años de convivencia, tipo de convivencia, que te aportaba esa relación, qué aportabas tú, qué aportaba él/ella….
- Qué impacto familiar y social tiene para ti: no es igual verte apoyado/ apoyada por familia y amigos a que si te critican y reprochan continuamente. Incluso en el caso de los hijos.
- Situaciones personales: no es lo mismo la ruptura a los 20 años que a los 50 años, si tienes una vida laboral y de ocio o no, si es la primera ruptura que la cuarta…
- Situación en la que habéis quedado; cómo se comporta la ex-pareja, no es lo mismo que se mude a otra ciudad, que mantenga contacto cero, que haya buena comunicación, a que no pare de llamar, que si te da problemas con los hijos o con los amigos, si no hay buena comunicación, si te controla, si te vigila y te hace la vida imposible…
Un análisis de todos estos factores, ayuda a racionalizar esta etapa de duelo, caracterizada por ser una montaña rusa de emociones, de forma que te permita ir tomando decisiones presentes con proyección de futuro de un modo más consciente.
Por último, un duelo suele durar entre 6 meses y un año, al menos al punto que te permita desarrollar una vida con normalidad. En el caso de que los síntomas no cesaran después de estos períodos de tiempo y al cabo de dos años aún provocaran problemas para desenvolverse en su vida diaria, es muy importante acudir a un profesional de la psiquiatría y/o psicología, ya que la persona afectada puede estar sufriendo un episodio de depresión crónica, lo que implicaría un duelo patológico.
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