AMISTEX O LA FERIA DE LAS CONFUSIONES ( II )
¿Por
qué? ¿Por qué deseamos tener relaciones de amistad con nuestras exparejas que
vayan más allá de un trato cordial? Una cosa es que ambos progenitores estén
presentes en eventos en que los hijos
son protagonistas; deportivos, educativos, culturales, festivos o
circunstancias traumáticas como accidentes o enfermedades graves y otra cosa
son los intercambios entre exparejas que nada tienen que ver con los hijos y
que ocurren sin el protagonismo ni siquiera la concurrencia de ellos, como
ocurre siempre en este tipo de relaciones. ¿Cierto?
Sin
embargo el motivo generalizado que se esgrime es el bien y bienestar de los
hijos; "Por los niños...". Lo siento pero ese no es el motivo sino la “excusa”. La
autojustificación ante los demás e incluso mutua entre exparejas..
La
Psicología es taxativa al respecto; “Las relaciones de amistad entre exparejas
nunca son desinteresadas”. Los motivos reales son de muy diversa índole,
después los vemos, pero en todo caso responden a: 1) Necesidades personales, 2)
Un duelo mal o aún no resuelto y 3) En el peor de los casos, a intereses
ocultos.
Suele
ocurrir también que sea uno de los miembros el que pone más empeño en mantener
esa amistad por el motivo que sea o puede que sean los dos pero en este caso lo
corriente es que cada uno tenga sus motivos y que estos sean diferentes.
En
todos los estudios que he tenido oportunidad de acceder y que pretendían
descubrir las razones por las que se desea tener relaciones de amistad con
nuestras exparejas, los motivos se repiten una y otra vez. Repasemos algunos de
esos motivos:
-
Por Costumbre. Cuando estamos en pareja nos acostumbramos a
la otra persona y al principio, su ausencia puede causarnos mucho dolor, incluso
cuando hemos decidido romper nosotros. Esto no es sano porque a medida que se
vayan desprendiendo de esa costumbre de tenerte al lado, los encuentros se
distancian o cesan de forma unilateral con lo que el otro podrá salir dañado al haberse sentido utilizado. La lealtad no es elemento predominante de estas relaciones.
-
Por
Culpa o “Cortesía”. En el caso de la culpa podría referirse a quien zanjó la
relación que se siente culpable por dejar “malparado” en algún sentido al otro, pero
también para el descartado puede que la ruptura haya sido el revulsivo que le hecho
ver que su “mal comportamiento” durante la relación ha sido la causa de la
ruptura. En el primer caso esa “amistad” le descarga de culpa y en el segundo le sirve como expiación. Por cortesía es el caso en que uno de los dos es el que quiere esa amistad y el
otro es incapaz de negársela –por no herir más- aunque no la pretenda. O sea, amistad "por lástima" que no es sana para ninguno de los dos y que más tarder o pronto acabará.
-
Por la
Posibilidad de Regresar. Este es un clásico. Cuando no ha sido uno quien
decidió terminar, el hecho de ser “amigos”
le da la ilusión o esperanza de que, si hace las cosas bien, quizás el otro
recapacite y le acepte otra vez como pareja. Básicamente, se empeñan en crear un
entorno romántico, como en los viejos tiempos, para situarse como un candidato ideal para ti, en un esfuerzo por demostrarte que todo podría ser tal y como era cuando se conocieron. Tarde o
pronto propondrá el regreso sin lugar a dudas y seguramente se topará con un "no". caso claro de como se dan aquí las confusiones.
-
Por Soledad. Si tu ex quiere ser tu amigo porque se
siente solo, detrás de ello hay un deseo “poco sano” de no soltarte de su lado.
Si no tiene otras amistades, si te llama por la noche, si llora si lo notas triste, quizás tenga
mucho miedo de quedarse solo, pero esto denota un apego emocional no resuelto.
-
Por Practicidad o Seguridad. Este motivo es más
común en el caso de las mujeres aunque no exclusivo. Tener a alguien de
confianza que te resuelva problemas de toda índole, legales, económicos, de
bricolaje doméstico, siempre supone una fuente de tranquilidad y seguridad. Para
ser equitativos, muchos hombres reconocen que tener amistad con su ex les da un
acceso fácil a obtener sexo, aunque tampoco sea exclusivo de ellos. Los “postres” con los ex son más habituales
de lo que se cree comúnmente. Este caso denota que no se está haciendo la correcta readaptación a tu nueva vida en ausencia del otro.
-
Por Intereses Ocultos. Aquí encontraríamos un sinfín
de motivos. En general este caso se corresponde con los ex con personalidades más
bien tóxicas; egocéntricos, narcisistas, con trastornos de personalidad y hasta
psicópatas integrados ejerciendo el “Hoovering”(*). La lista de motivos podrían ser larguísima, algunos de ellos sorprendentes, entre ellos: tener un Plan B, conseguir un determinado empleo, triangular a su nueva pareja con su ex para dar celos o inseguridad , disponer de una casa de vacaciones, por dinero, por regalos, por
diversión… incluso se da el caso de utilizar esa amistad para cargar al otro
con las propias obligaciones para con sus hijos.
Es decir que, en el
fondo, si seguimos siendo amigos de nuestros ex es porque creemos que todavía
podemos sacar algún provecho de ellos. Lo que, técnicamente, nos convierte en
un poco psicópatas. ¡Ojo, he dicho “técnicamente”! Tal vez no haya el frío cálculo y la maquinación del psicópata, pero siempre interés
La conclusión es clara: estamos hablando de relaciones interesadas y por tanto poco sanas. Además si en la relación de
pareja antes de la ruptura había elementos disfuncionales, tarde o pronto aparecerán
en la nueva relación de amistad y probablemente uno de los dos (o ambos) salga
lastimado. En general, al principio, todo es una “feria”, pero el pronóstico de
estas relaciones es que son de corto recorrido, a veces es un empezar para
terminar y volver al punto de partida o aún más atrás. De hecho suele ocurrir que alguno de los dos tiene que poner límites a las pretensiones del otro o dar marcha atrás en algún tipo de intercambios.Ser amigos de nuestras ex parejas parece no ser una idea viable ¿Por
qué? Pues porque hay muchos
componentes en juego que no forman parte de las relaciones de amistad
(sentimientos amorosos, alta intimidad, intereses particulares…) y por contra carece de otros que si
deberían estar (lealtad, desinterés, compromiso...).
Decía al principio que este es un tema
controvertido, lo cierto es que también tiene sus defensores que solo ven
ventajas. Son los que opinan que cuando ninguno de los dos
sufre por la ruptura y no hay conflictos ante la llegada de nuevas parejas,
entonces, sí podemos decir que ser amigo de un ex es posible y beneficioso. Pero, una cosa es hablar
rápido y otra pensar despacio. La contradicción es que la ciencia constata que
este tipo de relaciones se generan, precisamente, porque la ruptura sigue sin estar superada en la
mayoría de los casos. ¿Entonces?
Terminando… ¿Y qué
pasa con los demás? ¡Sí, los demás! Hijos, familia, amigos, nuevas parejas….
¿Acaso los dos ex están en una isla desierta en medio del Pacífico? ¿Acaso esa
relación de amistad entre ellos no va a tener impacto alguno en el entorno
humano de ambos?
Uno de los estudios consultados concluía de esta demoledora forma: "En el fondo de estas relaciones subyace lo que nadie quiere reconocer: el egoísmo personal en una sociedad donde se busca el placer y las recompensas sin asumir compromiso".
Uno de los estudios consultados concluía de esta demoledora forma: "En el fondo de estas relaciones subyace lo que nadie quiere reconocer: el egoísmo personal en una sociedad donde se busca el placer y las recompensas sin asumir compromiso".
Para mí el caso de
los hijos es sangrante. ¿Nos hemos detenido a pensar cuál ha sido el impacto de
la separación de sus padres? El duelo de los hijos es silencioso o silenciado u
obviado, pero en la mayoría de los casos es mucho más duro y difícil que el de
los progenitores porque disponen de menos recursos. Entonces… ¿Qué les estamos
haciendo con esa nueva amistad entre papá y mamá? Pues… confundirlos, hacerles
albergar esperanzas e ilusiones y sin discusión detener, ralentizar o dilatar
en el tiempo la superación de la ruptura de sus progenitores. Los niños y mucho
peor con los adolescentes, no tienen la flexibilidad mental de los adultos y
esto no aporta ninguna claridad a su nueva situación parental ni familiar tras el divorcio o separación.
De igual modo se
mete a nuestras amistades en la feria de las confusiones que desde su posición
externa, a veces asisten perplejos, sin saber que es lo procedente o lo que no,
sin saber cómo conducirse en determinadas situaciones, situaciones en las que
pueden llegar a sentirse violentados o crispados. Y que en no pocas ocasiones
tienen que soportar un auténtico carrusel de idas y venidas, porque aunque aún
no lo he comentado, pero en ocasiones esa “amistad” es intermitente según uno u
otro tenga o no tenga una nueva pareja en ese momento.
Otro tanto con
padres, hermanos, cuñados, exsuegros… que en el proceso de ruptura y litigio
tomaron partido por uno u otro bando y ahora resulta que todo es miel sobre
hojuelas.
¿Y las nuevas parejas? Las
antiguas relaciones, los recuerdos
de historias pasadas y, en definitiva, los ex condicionan las nuevas relaciones sentimentales. Los ex, pueden estar en el
presente, claro que sí , pero ocupando el lugar que les corresponde como, por ejemplo, de padre/madre
de unos hijos comunes. Pero hay unas líneas rojas que no se deben traspasar con
ninguna excusa, por ejemplo hacer cosas que sabes que pueden producir dolor a tu actual pareja o que te lo causarían a ti o realizar comportamientos que resulten injustos. "Cuando la presencia de un ex supone una alteración física, emocional y/o psicológica es porque se han traspasado los límites del lugar donde debe estar una expareja: "Ni los hijos, ni el dinero, ni la culpabilidad son excusas suficientes para colocar a un ex por delante de la pareja actual, pues ésta acabará resintiéndose".
Por tanto, el prefijo “ex" pone automáticamente a la pareja en el lugar que corresponde: el pasado. Uno no se separa para tener a su ex de una u otra forma en su vida. Además, la otra persona, es decir, la actual pareja, no tiene por qué compartir espacio, de la forma que sea, con la expareja. Y no se trata de celos. "Las quejas de nuestra nueva pareja respecto a los ex no suelen ser tanto una cuestión de celos e inmadurez, sino más bien una clara señal de que toca aplicarse mejor en la tarea de poner límites", de lo contrario pueden darse muchas situaciones que resulten injustas.
Por tanto, el prefijo “ex" pone automáticamente a la pareja en el lugar que corresponde: el pasado. Uno no se separa para tener a su ex de una u otra forma en su vida. Además, la otra persona, es decir, la actual pareja, no tiene por qué compartir espacio, de la forma que sea, con la expareja. Y no se trata de celos. "Las quejas de nuestra nueva pareja respecto a los ex no suelen ser tanto una cuestión de celos e inmadurez, sino más bien una clara señal de que toca aplicarse mejor en la tarea de poner límites", de lo contrario pueden darse muchas situaciones que resulten injustas.
Las redes sociales,
Facebook, Instagram y otras tantas no son aliados del proceso de duelo de la
relación anterior. Cuidado con
eso. No te cuentes milongas con aquello de “quiero saber con quién estaba en
realidad” o “necesito ver cómo se comporta ahora y si de verdad le he
importado”… eso son justificaciones irracionales para seguir enganchado al ex.
Para
mi está muy claro. Tanto si fuiste tú quien rompió la relación, como si fue el
otro quien te dejó como si fue de mutuo acuerdo, se supone que existía algo lo
suficientemente disfuncional como para romper no solo el vínculo matrimonial o
nominal sino también el familiar y por supuesto el sentimental de pareja. Todo
eso es lo que decidiste dejar atrás. ¡Hazlo!
En el caso de que haya hijos de por medio,
sobre todo si son pequeños, indudablemente se debe mantener una relación cordial entre progenitores que "nos permita tomar decisiones sobre ellos sin que suponga
un caos". Tendremos que
mantener el contacto, al menos hasta que sean adultos. De este modo, la regla
es mantener cordialidad por el bien de ellos, pero limitarla a lo que tenga que
ver con los pequeños, punto. Todo lo que exceda este límite, dará pie a confusiones, podrá acabar dañando a un uno o a ambos, podrá crear conflictos con la familia y amigos y no ayudará a los hijos a readaptar su vida. En resumen, más que ayudar, entorpece superar el duelo de la ruptura.
Por último, os recopilo unas cuantas experiencias personales a modo ilustrativo:
Por último, os recopilo unas cuantas experiencias personales a modo ilustrativo:
Tengo
un amigo, divorciado. Siempre andaba con la Maripuri en boca. (Manipuri es el
nombre ficticio de su exesposa). Que si Maripuri tal o cual, que si con
Maripuri tal o cual… A mí me extrañaba hasta que me confesó que entre sus
últimas y nuevas parejas, se dedica a beneficiarse a la Maripuri. ¡Ah! Ok.
Entendido.
Conozco
una chica bastante joven, entablo amistad con ella. Me comenta que ha terminado
una relación porque su pareja le había salido un bala perdida y un golfo con el que era
imposible mantener una relación estable de compromiso y de futuro. Por
circunstancias, estamos un tiempo que perdemos el contacto. Meses después nos
reencontramos. Ella sigue sola, pero durante ese tiempo sin vernos, había
retomado la relación con aquel y ahora está embarazada de él y él no quiere
saber nada de su paternidad. En la actualidad es madre soltera, sin ayuda de nadie y trabajando
mucho para sacar adelante su vida y la de su hija de tres años. Ha tenido que
desplazarse a otra ciudad porque encima tiene un montón de problemas con la
familia del padre de la criatura. Más le hubiera valido dejar atrás al artista.
Inicio
una maravillosa relación con una maravillosa chica. Al poco me presenta un
chico inglés. Me lo presenta como una expareja, pero que “continúan siendo muy
buenos amigos”. Ok. No Problem. A los pocos meses mi relación, de la noche a la mañana, se
convierte en un caos sin motivo aparente. La maravillosa chica en
cuestión resulta ser una psicópata encubierta que ya ha finalizado su fase de “Idealización”
y ahora ya ha iniciado la fase de “Devaluación”. Y paralelamente, como su
interés está en tener a su víctima vulnerable (o sea, yo), el susodicho inglés
empieza a aparecer hasta en la sopa. Otra herramienta más de los psicópatas, “la triangulación”.
Para eso es para lo que mantiene en nómina a su expareja.
Una
conocida mía se divorció. Dos hijas. Él marido no quería divorciarse, pero
al final tuvo que aceptar, así que al final no fue una ruptura demasiado
traumática ni beligerante. Desde un principio mantuvieron contacto y “buen
rollete”, por las hijas, claro. Cada uno por su lado hacía su vida…bueno en
realidad monitorizada por el otro. En todo momento, cada uno se dedicaba a
controlar con quien andaba el otro. Cada uno tenía sus rollos sentimentales,
pero en realidad nada serio ninguno de los dos. Entretanto se dedicaban a hacer
cosas con sus hijas como irse a cenar
juntos al restaurante y normalmente con “final feliz”. O sea, sexo. Y mira, así de bien lo llevaban. Así de bien hasta que ella se enamoró, locamente, de
un hombre casado, hombre casado que no dudó en dejar a su mujer e irse a vivir
con ella. Y aquí se armó la de Dios Padre. Al ver su ex que la cosa ahora iba
en serio, se acabó el buen rollete. Empezó a ponerla verde a ojos de sus hijas
lo que acabó con una viviendo con cada uno, empezó a espiarlos y acosarlos, se
presentaba cuando le daba la gana en casa de ella ya que conservaba aún llave de su casa , hasta que un día casi acabó a las manos con
la nueva paraje de su ex. No Comment.
¡Caray,
solo me pasan a mi todos estos casos! Y les aseguro que aún podría relacionar
algún caso más.
Solo me queda dirigirme a los “defensores de la amistex” para
decirles que la vida real, aquí a ras de tierra, es mucho más compleja que un
esquema de pensamiento social, que pensar que tras una ruptura lo perfecto es que los ex tengan
relaciones de amistad es de un buenismo insoportable, no digo que no sea
bienintencionado pero está tan cargado de ingenuidad, que no puede ser riguroso en cuanto a los resultados, cosa que la ciencia sí. Resulta
muy romántico si, pero ya sabemos que lo romántico es lo que se da de bruces con lo racional.
(*) El término “hoovering” proviene de la marca americana de aspiradoras “Hoover”, haciendo referencia a lo que intenta hacer el/la narcisista o psicópata integrado con esta técnica de manipulación, intentando “aspirar” a sus víctimas para que vuelvan a tener relación con él/ella. Detrás de ello lo que hay es siempre lo mismo: manipulación y mentiras para reanudar el contacto interrumpido.
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