LAS MÁSCARAS
Ocultarse es de las primeras reacciones del hombre ante las
faltas cometidas y cuyo origen se encuentra en el miedo a que se descubra quien
se es en realidad y cuáles son las verdaderas intenciones de nuestro corazón.
Detrás de una ‘máscara’ encontramos un común denominador: El miedo. Usamos
máscaras por miedo a expresarnos, miedo a ser juzgados, miedo a ser reprobados,
miedo a no obtener la aprobación de los demás, miedo a que nos conozcan. Así
pues una máscara es una cobertura de nuestro yo real, que quien la usa comunica
una identidad diferente a la propia. En la vida cotidiana los seres humanos
utilizamos diferentes tipos de máscaras que responden a los diferentes roles
que desempeñamos en la vida y que no siempre corresponde a lo que en realidad
somos, sino más bien a la forma como queremos que nos vean, o a lo que los
demás quieren ver en nosotros.
Cuanto más distante es la máscara que utilizamos de lo que en realidad somos,
menos libres nos sentiremos, llevándonos a vivir un estado de ansiedad y
frustración permanentes.
Ahora veamos algunos tipos de máscaras que usamos, algunas
son simples pero otras son realmente complejas.
- - La máscara del Indiferente o del “quemeimportaami”
Esta es la del que en apariencia nada le importa, que nada
de lo que ocurra a su alrededor le conmueve, que nada de lo que digan o hagan
los demás le afecta. Su apariencia puede ser de mucha firmeza de carácter incluso de dureza y fortaleza. Tras esa máscara subyace el miedo al rechazo, el miedo a
involucrarse en la vida de los otros por el temor de salir lastimado dada su debilidad de carácter o por que
se descubra que puede ser vulnerable.
- - La máscara del Chistoso o Payaso.
Este es el que va por la vida haciendo ver que todo es
alegría, se ríe de todo y de todos, parece que nada vaya en serio en su vida y
que todo se reduzca a cosas superficiales dignas de la carcajada. Sin embargo,
tras esta pantalla se esconde el miedo a crear intimidad con los demás, de ahí
que ponga en medio el chiste o las risas para así evitar la cercanía con el
otro no sea que descubra que su auténtico yo no es del agrado de las personas
que le rodean.
- - La máscara del Agresivo o del “Aquí Mando Yo”.
Este es el que toma una postura defensiva antes de que los
demás lo ataquen. Agrede a las personas verbal y psicológicamente, genera
temor, impone sus ideas por la fuerza y hace lo que quiere sin importarle las
consecuencias negativas. Lo que aquí se oculta es el miedo a no saber
comunicarse, como así el de no estar a la altura de las expectativas de los
demás. Oculta su sentimiento de inferioridad y carencia. Así pues es con el uso
de la violencia que maneja sus relaciones a base de infundir miedo.
- - La máscara del Tonto o del “Yo no Fui, Yo no Sé Nada”.
Este es el que nunca sabe nada. Haga lo que haga o diga lo
que diga parece que nada va con él, ni siquiera sus propios actos. Nunca se
responsabiliza de nada. Es el ingenuo e inocente que hace todo lo que le da la
gana pero que si hay consecuencias negativas eso no es culpa suya. Es ese amigo
o pareja que después de dejarte “tirao” te dice: “Entiendo que te sientas mal
pero yo no puedo hacer nada si tú te lo tomas así”. Es el que va de víctima por
la vida y como no para ello necesita usar el chantaje emocional. Detrás de esta
fachada se oculta una personalidad “evitativa” y el miedo a la responsabilidad
y al compromiso y, por otra parte, de actuar de forma ética si eso le va a
suponer sacrificio, esfuerzo o incomodidad.
- - La máscara del Crítico o del “Sumo Sacerdote”.
Este es el que se presenta siempre en contradicción con todo
y con todos. Es el sabelotodo poseedor de las verdades absolutas, pedestal
desde el que desacredita y descalifica a todo el mundo. Es el que convierte su
verdad en “dogma de fe”. En realidad su miedo es el de no ser capaz de hacer,
pensar o sentir de acuerdo a las demandas de su entorno. Cifra su autoestima
solo en “tener la razón” porque en su sentimiento de carencia no reconoce otros
valores en sí mismo. Es el miedo a no poder actuar en excelencia o cubriendo
las expectativas sociales lo que genera que lo vea todo mal, que nunca acepte
el pensamiento del otro o que jamás reconozca estar equivocado.
- La máscara del Indeciso o del “Veleta”.
Este es el que nunca toma decisiones el que nunca está
seguro de “qué hacer o decir” por miedo a equivocarse. Cambia continuamente de
opinión o posicionamiento. Para los demás este tipo resulta agotador sufrir ese
cambio permanente de idea ni saber de qué lado está. Es el que hoy muestra un
perfil y mañana otro pero nunca se muestra de frente. Detrás de esta máscara
está el miedo a crear confianza o compromiso, es el que no se involucra o solo
superficialmente en el fondo también subyace el temor a que los demás invadan
su vida y es por eso que nunca “se deja ver”.
- - La máscara del Pesimista o “Fulanito l’Amargao”.
Este es el que siempre luce una visión catastrofista de
todo, siempre a la espera de que llegue lo peor, el que no hace nada porque
como, al fin y al cabo, va a salir mal… el que nunca ve las posibilidades, el
nunca es parte de la solución sino del problema y el que cree que es a él al
que siempre le pasa lo malo o lo peor, aparte de que cualquier cosa que le
suceda es terrible”. Con su tristeza sobrepuesta y su pensamiento desalentador,
vie amargado y también amarga a todos a su alrededor. Lo que en realidad
esconde es su temor a responsabilizarse y a pasar a la acción, como así, comprometerse,
de ahí que viva amargado y paralizado.
- La máscara de Popular o del “Follow the Leader”.
Este es el protagonista, el rey de la fiesta con su actitud
de superioridad. Es el “buscaaudiencias” donde hacer brillar su tenue luz
interior. El que se dedica a apagar a los demás con sus críticas, sus
descalificaciones y ridiculizaciones. Es un ser frio, calculador y manipulador
en la búsqueda de que todos le rindan culto. Detrás de esta máscara subyace una
personalidad muy peligrosa desde un narcisista perverso a un auténtico
psicópata integrado y de estos se aconseja huir cuanto antes y cuanto más lejos
mejor. Lo que se oculta tras esa máscara es una personalidad plagada de
carencias, e inseguridades, de terror al rechazo, de falta de empatía y un
enorme vacío emocional.
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