EVOLUCIÓN 1.0


Para la mayoría de personas llega un momento en sus vidas que supone un punto de inflexión. Puede ser que ocurra tras un evento traumático de cualquier índole; alguna pérdida importante, un fracaso inesperado, una ruptura. En otros casos, ese punto de inflexión aparece tras la superación de una enfermedad grave, sea física o mental. A veces, simplemente, te levantas una mañana y mientras de lavas la cara, te miras al espejo y dices: ¡Basta! En todo caso, ese punto de inflexión marca un antes y un después. Es cuando empezamos a salir de nuestra inocencia aunque debería decir ignorancia, es cuando empezamos a ver que nuestro esquema de creencias era una estructura muy débil y en un frágil equilibrio y ante los escombros nos sorprendemos de la facilidad con que se ha venido todo abajo.
Es entonces cuando inicias, lo que yo llamo, la “Evolución 1.0”. Esta evolución gira en torno a este eje principal: ¿Qué pasa con mi vida?
“Es como cuando ves el mar por primera vez. Te embriaga su inmensidad cuando miras esa línea de horizonte, su belleza por la gama de colores, sus sonidos, sus olores… Después lo vas conociendo y te das cuenta que el agua está fría y tiene un sabor muy salado, que hay cosas en el suelo que pueden dañar tus pies, que hay corrientes que te arrastran y bajo el agua animales que te pueden atacar y además no tiene asideros y puedes morir  ahogado”.
Este texto en cursiva de arriba, fue algo que me dijo un psiquiatra cuando en mi vida llegué a mi punto de inflexión. Y es que de esto va la Evolución 1.0, de volverte consciente que la realidad es algo muy diferente de lo que tú siempre habías pensado, nada más lejos de la realidad que tus creencias.
Tus padres, tu familia, la escuela, los amigos, la tele y la sociedad en general, te inculca una serie de creencias que tú aceptas a modo de guion para moverte por tu vida y el mundo. Este guion, tal vez sea un modelo ideal o idealizado, pero con el tiempo vas observando que no es así, que no funciona como de suponía. Y así es como en el convencimiento de la veracidad de nuestras creencias, aplicamos una y otra vez, las mismas soluciones, las mismas conductas y los mismos instrumentos para solucionar nuestros problemas cotidianos. Y ocurre que raramente funciona, tal vez por un tiempo, pero el problema se reproduce una y otra vez. Y volvemos a aplicar lo mismo y otra vez vuelve el problema y así entramos en bucle, un círculo cada vez más duro y pesado que acaba por ser insostenible y nos desemboca en la crisis, la crisis personal.
Adquirimos cientos de creencias respecto a los cientos de cuestiones y situaciones que aparecen a diario en nuestras vidas, cada una con su mayor o menor calado. Voy a permitirme la licencia de  agruparlas en tres macro-categorías que englobarían la mayoría de ellas; las que tienen que ver con la “permanencia”, las que tienen que ver con la “causalidad” y las que tienen que ver con el “control”.
Desde nuestra niñez, nos van inculcando creencias sobre la permanencia. ¡Parece increíble! La naturaleza nos demuestra constantemente y por doquier que todo es cambiante, que nada permanece, que todo lo que empieza, termina, que todo es cíclico, que unas cosas se convierten en otras… Sin embargo, nos hacen creer que el amor, la amistad, los valores, los ideales, las motivaciones, los intereses, la ideología, el estatus, las costumbres e incluso la salud es inmutable. Se nos vende un mundo en la que nuestra vida permanecerá siempre estable, como si las olas no desgastaran la roca, como si no existiera el desamor, la enfermedad, la muerte, las quiebras económicas, los despidos, los desahucios, las rupturas…
En definitiva, no nos enseñan que la permanencia del objeto, sea tangible o intangible, depende de su propia estabilidad y que ésta, está en función de un equilibrio de fuerzas de sentido contrario y que cuando una de esas fuerzas se desequilibra, la permanencia peligra.
Otro grupo de creencias que nos inculcan son aquellas que tienen que ver con el “por qué” ocurren las cosas. En realidad lo que nos inculcan es que todo está como debe estar, que todo lo que ocurre es lo normal, lo que “debe” ser y que no puede ser de otro modo. Te inculcan el “stablishment” como modelo único y válido. Pero, lo cierto es que el modelo causa-efecto nos dice que todo efecto se deriva de una causa y que a su vez ese efecto se convierte en causa del siguiente efecto, de modo que si respondemos de forma diferente a un efecto, éste se convierte en una causa pero de naturaleza diferente y por tanto variará su correspondiente efecto de forma que podrán romperse ciclos y bucles.
Y ahora viene la paradoja porque en contra de lo anteriormente dicho la otra serie de creencias que nos inculcan se dirigen a hacernos creer que tenemos el control, que somos dueños de nuestros destinos y que podemos labrarnos nuestro futuro. Sin embargo, la realidad es que la vida es pura incertidumbre y que mañana nadie puede saber dónde estará ni con quien ni qué tendrá ni que hará.
La importancia de estas erráticas creencias (pura ingeniería social) es que nos convierte en seres autómatas, no nos fijamos conscientemente en lo que ocurre a nuestro alrededor, así que tampoco reflexionamos, no nos preguntamos los “por qués” ni tampoco los “para qués”, perdiendo así nuestro sentido crítico y con la pérdida de nuestro sentido crítico también perdemos nuestra iniciativa y nuestra capacidad de acción.
Volviendo al principio, un día colapsas tras un evento traumático o ya cuando la enfermedad está haciendo demasiada mella en ti o simplemente agotado de perseguir esa anhelada felicidad que nunca llega en un camino plagado de errores y fracasos. Has aplicado el guion a tu vida y no funciona. No puede funcionar porque todo lo que te han vendido es pura mentira.
Llegados aquí es cuando cambias de paradigma y te das cuenta que la vida es evolución, aprender cada día para conseguir tu mejor versión de ti. Que la vida son rachas y que hay que saber estar arriba, pero también abajo.Que todo viene de alguna parte y se dirige a otra. Que se trata de encajar lo exterior con sabiduría, adaptarte. Que si quieres cambiar tus entornos, empieza por cambiar tú,  que no se trata de lo que tienes sino de lo que eres.
Para cuando empiezas a aplicar tu nuevo paradigma y te vuelves consciente de que te estás convirtiendo en alguien diferente, entonces llega la segunda pregunta: ¿Quién soy yo?

Pero, eso ya es la Evolución 2.0. Ya hablaremos de ella.

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