PSICÓPATAS: 3. SAL CORRIENDO

Dedico esta entrada a todas aquellas personas sanas, empáticas y de buena voluntad, que hayan tenido en sus vidas una experiencia con un psicópata. También a aquellas que la estén sufriendo en estos momentos, con la intención y el deseo de que abran sus ojos.


A lo largo de nuestras vidas, todos somos susceptibles de caer en la telaraña de un psicópata integrado. Podrá ser esa nueva amiga tan agradable y atenta o ese empleado tan simpático y eficiente que ha llegado a tu oficina  o empresa o esa maravillosa persona con la que has iniciado una relación de pareja. No olvidemos que los psicópatas son hábiles socialmente, seductores y se muestran encantadores en los inicios.
En esta entrada pretendo dar, a modo de prevención una serie de estrategias para detectar y evitar caer en las redes de estos personajes que acaban siendo auténticos depredadores. En la serie de entradas dedicadas a la “manipulación” en este blog ya describo como es y funciona el ciclo de la manipulación; sus fases, herramientas, perfiles… por lo que no me repetiré. Veamos pues nuestra vulnerabilidad y todas aquellas señales para detectarlos.
La gran familiaridad que tienen con la violencia y el engaño es muy importante. Las personas empáticas somos más vulnerables no sólo porque es más fácil engañarnos, sino porque pueden hacer un uso de la violencia y de la extorsión que a nosotros nos resulta muy difícil de comprender. Cuando somos conscientes, finalmente, del tipo de persona que está atacándonos, cuando comprendemos de verdad que esa persona que decía que estaba de nuestra parte (como amigo, marido, novio, compañero de trabajo) nos está destruyendo, mucho de ese mal ya se ha producido, y ahora es cuestión ya de luchar por la propia supervivencia.
Nuestros puntos débiles ante el psicópata serán que:
1. No queremos creer que existan personas como los psicópatas.
2. Tenemos una incapacidad manifiesta para desenvolvernos en el terreno del engaño y la violencia. Ellos, por el contrario, son muy capaces en esos escenarios.
3. Tenemos la idea de que podemos cambiar a cualquiera, si de verdad nos empeñamos en ello.
4. Reaccionamos con culpa y depresión a su acoso en vez de reunir energías para la lucha.
5. Tenemos problemas de autoestima; no confiamos en nuestras posibilidades.
6. Tenemos ideas equivocadas acerca del tipo de relación que podemos exigir.
7. Desoímos las alertas de la intuición.
8. Dejamos de lado la sensatez o el actuar guiado por la sabiduría y buen juicio.
9. No prestamos atención a los indicadores de la violencia.
Algunas señales de posible violencia que podemos observar en los psicópatas serán:
·         Tener cambios bruscos e injustificables del estado de ánimo, con irritación y hostilidad intensas.
·         Conductas de humillación y de abuso verbal.
·         Ser muy posesivo y celoso.
·        Tener dificultad para reconocer que los otros pueden tener razón; creerse en posesión de la verdad y observar las discrepancias como amenazas personales.
·         Tolerar muy mal la frustración, a la que se responde con ira.
·    Despreocupación por los intereses y necesidades de los demás, junto a actitudes negativas y hostiles hacia ellos.
·         Aislar y separar de amigos y familiares a la persona diana.
·         Acosar, perseguir, amenazar, espiar.
·         Fracaso de la comunicación directa y abierta. La persona que se comunica con él percibe que hay un nivel que no puede traspasar, que el psicópata no está realmente interesado en comunicarse.

El profesor Bernabé Tierno (psicopedagogo), en 2005 publica el libro “Aprendiz de sabio”. Este no es un libro que hable de psicópatas, más bien es una guía para manejar nuestras vidas sin auto complicárnosla y alcanzar mayores cuotas de felicidad personal. Lo que viene al caso es que nos enumera doce necesidades que tenemos los humanos que mal gestionadas pueden convertirnos en personas muy tóxicas. En principio estas necesidades son legítimas siempre y cuando la necesidad no sea imperiosa, desmedida… es decir patológica. Mi experiencia con psicópatas me ha demostrado que todos ellos presentan varias de estas necesidades de forma patológica.  Si observas en alguien una de estas necesidades de un modo desproporcionado, al punto que te cause extrañeza, sorpresa o estupefacción, con toda seguridad estás frente a una persona tóxica. Ahora bien si son varias de ellas y con una intensidad y frecuencia desmedida, puedes apostar que tienes delante un psicópata. A continuación relaciono estas doce necesidades.
1.       Necesidad de ser importante a cualquier precio.
2.       Necesidad de tener siempre la razón.
3.       Necesidad de amar y ser amado.
4.       Necesidad de descargar la ira.
5.       Necesidad de ver por todas partes dificultades y problemas sin solución posible.
6.       Necesidad de culpar a los demás.
7.       Necesidad de sentirse superior a los demás.
8.       Necesidad de ser el centro de atención.
9.       Necesidad de que otros se responsabilicen, tomen el mando, decidan…
10.   Necesidad de encontrar defectos en todo y todos.
11.   Necesidad de atesorar cosas, dinero, propiedades.
12.   Necesidad de tener éxito en todo.

De estas necesidades se desprenden muchos de los rasgos característicos de los psicópatas; sobrevaloración y delirios de grandeza, adicción a tener la razón, negativismo, carácter iracundo, irresponsabilidad y transferencia de culpa a los demás…

En palabras del Dr. Piñuel en su libro “Amor Zero”, palabras que tomaré prestadas, os muestro toda una serie de sensaciones, percepciones y sentimientos que experimentaréis si vuestra pareja o amigo del alma es un psicópata.

1. Tu alegría por el amor que habías encontrado se irá convirtiendo en un temor constante a la pérdida de la relación.
2. Desde muy temprano en la relación notas un cambio extraño gracias al que sientes que nunca estás tranquilo.
3. En ocasiones te ofrece atención y amor, y en otras reacciona con una pasmosa y extraordinaria frialdad o agresividad que te deja preguntándote qué es lo que has hecho mal, activándose en ti sentimientos de culpa.
4. Tu felicidad y consuelo iniciales han pasado a ser ansiedad, tristeza y desesperanza.
5. Sientes que tu relación se ha vuelto complicada pero ignoras el porqué. Te sientes confundido respecto a la relación y preguntas a menudo qué es lo que va mal, sin ninguna respuesta concreta por su parte.
6. Piensas casi todo el tiempo en tu relación.
7. Nunca sabes en qué punto te encuentras en la relación con tu pareja. No sabes a qué atenerte ni cuáles serán sus próximas reacciones. Estás en un constante estado de incertidumbre respecto al futuro de la relación
8. Se muestra enojado o frustrado y niega su responsabilidad ante los problemas.
9. Sientes que, hagas lo que hagas, todo está mal que nunca estás a la altura y no puedes hacer nunca feliz a tu pareja.
10. Aunque te sientes a menudo enfadado y frustrado hacia tu pareja, no puedes permitirte expresar esos sentimientos porque sientes que si lo haces, irá peor. Tu resentimiento se acumula.
11. Te sientes inadecuado. No te sientes válido, digno o merecedor de amor como antes de la relación. Notas indiferencia por su parte.
12. Sientes que tus emociones son controladas a distancia por las palabras o actuaciones de tu pareja.
Como podrás ver, si está expuesto a un psicópata, estarás inmerso en un entorno caótico dónde todo estará desestabilizado, igualmente tu estado emocional, psicológico incluso físico. Con un psicópata en tu vida nada es lo que parece, con el fin de sojuzgarte, de anular tu voluntad y controlarte para su beneficio, distorsionan la realidad, niegan las evidencias, obstruyen la comunicación y te bajan tu autoestima.
La Regla de Oro, sin embargo, es no hacer caso de lo que “dicen” y por contra poner atención en lo que “hacen”.
Efectivamente, el psicópata es incongruente entre lo que dice y hace. Ellos “calculan” por eso detrás de cualquier cosa que digan o te digan, subyace una intención velada. Esa intención oculta es la que debemos identificar, pero recordemos que la sutileza también forma parte de su repertorio de habilidades y por ello al principio este ejercicio resulta difícil. Pongamos un par de ejemplos.

Acabas de cambiar el grifo del fregadero que se había roto. Llega a casa tu psicópata personal. Le indicas que ya está reemplazado. Ella, lo mira a cuatro metros de distancia y te dice: “A mi ese grifo no me gusta”.
Resulta que tú te has hecho cargo de todo; has buscado el grifo nuevo lo has comprado y pagado, tal vez,  con tu dinero y lo has cambiado. El grifo es un grifo de fregadero, de gama media, de un estilo moderno al igual que la cocina y que, una vez instalado, resulta totalmente funcional. Al oír tú “que no le gusta”, preguntarás ¿Por qué? Y te dirá cualquier excusa vaga. Entonces, una de dos; iniciarás una discusión estéril sobre las características del grifo o bien te callarás y estarás rumiando la razón por la que “no le gusta”. En ambos casos el psicópata está a salvo tras su máscara. Si dejas de poner el foco en el grifo que sabes que “no tiene nada de malo” y pones el foco en cómo ha actuado ella, te darás cuenta de que; ni siquiera le ha prestado un mínimo de atención, que en vez de estar agradecida lo que hace es proferir un mensaje en negativo de un modo inespecífico y subjetivo. Desde esta óptica puedes entender que lo que realmente está haciendo es descalificarte, el mensaje subliminal es: “No lo has hecho bien”. Te está desvalorizando.

Otro ejemplo. Terminada la fase de idealización con su “bombardeo de amor”, el psicópata inicia la fase de moldeamiento y devaluación, empieza el caos en la relación. Recordad que el psicópata necesita estímulo constante, tanto positivo como negativo, es lo que algunos definen como el “suplemento narcisista” o el “combustible”. Para conseguirlo, los propios problemas de la relación serán un filón de donde sacar ese combustible. Así pues si ayer era el grifo, hoy te toca directamente a ti.

Un buen día tu psicópata personal te pide “que os sentéis a hablar”, porque... "la relación así no puede seguir”. “De acuerdo – respondes tú-. Te escucho”. Entonces empieza a hablar en estos términos:  -“¿Por qué nunca haces nada por darme gusto, con la de cosas que yo hago por ti? Pero es que además no sabes gestionar nuestras diferencias, porque a mí siempre me pones en el lado malo. Y mira, yo siempre me callo, pero haces muchas cosas que me duelen y no te las digo, pero las tengo aquí metidas (señala su pecho).”
Frente a todas estas quejas (si te centras en lo que te está diciendo), tu reacción será la de sacarle la lista de todas las cosas que haces por él/ella, explicarle que tu no pones a nada ni nadie en ningún lugar, o a la defensiva, decirle que también él/ella hace algunas cosa que también a ti te molestan. Sin embargo si te centras en lo que hace, comprobarás que; sus quejas son totalmente inespecíficas, no concreta ninguna conducta o hecho. Igualmente caerás en la cuenta de que no habla, ni quiere hablar de la relación ni de lo que en ella ocurre sino que solo habla de ti y que lo único que está haciendo es lanzarte acusaciones. Te darás cuenta que  él/ella   no se siente responsable de nada de lo que ocurre. Solo busca “combustible” y para ello se ha puesto en modo “meteculpa” haciéndote chantaje emocional puro y duro. Si haces caso de sus palabras te quedarás rumiando; ¿Que tengo yo de malo? Ese es su objetivo, bajar tu autoestima y no el de "arreglar" la relación. El mensaje subliminal es: “Qué malo, que ruin eres”. O sea, más descalificación y devaluación.

Es muy difícil asimilar de la noche a la mañana que una relación más o menos larga, en la que habías puesto tantas esperanzas y por la que habías luchado tanto, que parecía que iba a durar toda la vida, se ha convertido en una pesadilla y te ha dejado totalmente trastocada/o. Y te ha dejado así porque no puedes comprender qué puede impulsar a una persona a jugar con los sentimientos, el dinero, la dignidad y si me apuras hasta la vida de otra, que lo único que ha hecho es quererle, preocuparse por él/ella y en definitiva hacerle feliz.

Ahora ya conoces tus vulnerabilidades y las señales inequívocas de que estás frente a un psicópata. Ya sabes la regla de oro para poder entender lo que está sucediendo, para que te caiga el velo, pero aún queda otra regla de oro y es que el “psicópata nunca va a cambiar, nunca”. Así, cuanto más tiempo pases expuesto a él mayor será el daño y más difícil la superación de la experiencia traumática. Lo último que debes saber, ahora, es que incluso después de la ruptura el psicópata no cesará, si cree que aún puede sacar algo de ti intentará hacerte regresar a su vida, esto es el llamado Hoovering.
El término Hoovering proviene de la marca de aspiradoras Hoover. El Hoovering (o aspirar) es una técnica de manipulación que el/la psicópata utiliza para recuperar a sus víctimas aspirándolas de regreso a sus vidas a través del chantaje sentimental. Además lo harán tanto si han sido ellos los que te han “descartado”, como si tú los has abandonado.
Este es un juego que el psicópata juega contigo para saber si estás dispuesto(a) a regresar con ellos/ellas para capturarte y seguir consiguiendo suplemento (dinero, estatus, sexo, bienes materiales, compañía, admiración,…). No lo hacen porque te aman o porque están arrepentidos de las cosas malas que te hicieron, lo hacen para inflar su ego.
Tu única defensa tras la ruptura es el llamado “Contacto Cero”, que ya puedes imaginar de qué se trata. Nada, ni mensajes, ni conversaciones, ni redes sociales, ni visitas, ni llamadas, ni emisarios, ni nada de nada de contacto con el psicópata.

En la ilustración puedes ver San Jorge luchando contra el Dragón. Ese/a has de ser tú, nadie tiene derecho a destruirte y menos por “amar”.

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